
En tanto que continuación de la parte oriental del Imperio Romano, su transformación en una entidad cultural diferente de Occidente puede verse como un proceso que se inició cuando el Emperador Constantino trasladó la capital a la antigua Bizancio (que entonces rebautizó como Nueva Roma, y más tarde se llamaría Constantinopla); continuó con la escisión definitiva del Imperio en dos partes tras la muerte de Teodosio I, en 395, y la caida del Imperio Romano de Occidente, en 476, ; y alcanzó su culminación durante el siglo VII, bajo el emperador Heraclio I, con cuyas reformas (sobre todo, la reorganización del Ejército y la adopción del griego como lengua oficial), el Imperio adquirió un carácter marcadamente diferente al viejo Imperio Romano.
El Imperio Carolingio es una realidad política que se da en un periodo de la historia europea derivado de la política de los reyes francos, Pipino y Carlomagno, y que supuso un intento de recuperación en los ámbitos político, religioso y cultural de la época, siendo un hecho relevante e importante, la coronación de Carlomagno como emperador en Roma.